En los últimos días Instagram ha empezado a interesarme más, me he dado cuenta que desde hace unas semanas y de manera natural, sin proponermelo, no miro casi twitter y me paso el día en Instagram. imagino que así es como mueren y nacen las redes sociales.
Estaba como digo echando un ojo en Instagram hace un rato cuando me he encontrado con esta foto que ha publicado Iggy Azalea en su cuenta.
Y de repente he tenido una especie de despertar. Poco a poco, operación a operación de famosa, mi ojo se había acostumbrado a ver esas formas como naturales y creeme que no es fácil engañar al ojo. Cualquier persona, sin ser un esteta ni dedicar su vida al estudio de la proporción, es capaz de ver y darse cuenta de una mala perspectiva o de una aberración en una proporción, tal vez no sepa señalar justo donde está fallo pero la mente y el ojo humano son capaces de ver esas cosas de manera instintiva y avisarte de que hay algo raro aunque no se sepa exáctamente qué es. A mi el ojo se me había acostumbrado a ver el culo de Kim Kardashian o la proporción cintura cadera de Iggy Azalea como algo normal, sin que me sonara esa alarma natural que tenemos todos para detectar esas cosas. Pero de repente, al encontrarmelo así de frente en Instagram sin nada que distraiga la vista, en estado puro, he visto la realidad como no la veía hacía tiempo. Me he asustado, pero pasado el atracón de realidad de los primeros segundos me he maravillado de que la ciencia sea capaz de crear tales aberraciones morfológicas de manera tan perfecta y podría decirse que tan bella que nuestro ojo lo acepte sin rechistar. No me cabe mas que pensar que estos cirujanos, arquitectos de mujeres de proporciones capaces de engañar al ojo, son los herederos de Luca Paccioli y su proporcion divina y que esos culos, cinturas y caderas matemáticas y nosotros los hombres no somos más que el reflejo de un orden cósmico superior.