Mientras la gente pasa el Sábado noche drogándose o borrachos; yo, que podría ir a cualquier parte del planeta a hacer los que quisiera, paso la noche escuchando en la radio las noticias que me cuentan los últimos días de la Europa libre y los primeros de lo que será algo muy oscuro, mientras pinto dos manos y babeo de la felicidad que siempre me ha producido pintar y escuchar en la radio el ruido de los tambores que producen las guerras futuras. Creo que nadie disfruta tanto como yo el presente y la realidad, y no me imagino lo terrible que debe ser despertarse cada mañana y no ser yo: Israel.