Normalmente cuando me imagino a una Brasileña de tetas de silicona y culo con orbita propia, no me la imagino ataviada de ama de casa y cocinando magdalenas como una treitañera con crisis de indentidad. Me ocurre lo mismo que cuando veo a un latino vestido de gótico, son imagenes que no estan en su lugar. Para que me entiendas, de la misma forma que no veo a un latino vestido de gótico no me imagino a un descendiente de Vlad el empalador vestido de mariachi. Cada cosa tiene su sitio, y mas cuando hablamos de conceptos estéticos, que a poco que te equivoques caes el lo ridiculo.

Decía todo esto porque los editores de la revista Paparazzo, evidentemente no opinan igual que yo y han creido que es una buena idea vestir a la Brasileña Michelle Martins de ama de casa.

El resultado podria calificarse de excelente y vendría a confirmarse como la excepción que confirma mi regla.

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