21.06.2016
¿Cuánto cobra un tuitero por decir esas cosas?

Invertir todo tu tiempo en las redes sociales No es un buen negocio. No hay dinero en las redes sociales, te lo prometo, todo lo que dicen es mentira y más aún si lo haces en España, y el tiempo que dedicas a tu «carrera» de Twitter es tiempo que no dedicas a trabajar. Por eso la cantidad de energía que inviertes en Twitter suele ser inversamente proporcional a la cantidad de dinero que tienes en la cuenta del banco.

Esa es la razón de que comprar publicidad a «Tuiteros» en España salga tan barato. Porque los «triunfadores» de Twitter, los que llegan a tener cien mil seguidores y se pasan la vida en internet diciendo cosas, son por lo general, siendo suaves, gente que lo pasa mal económicamente. Por seis cervezas, por camisetas o por poco dinero cambian de opinión y repiten lo que tú quieras.

Un buen ejemplo de este fenómeno es la cuenta de Twitter de esta persona. Tiene más de 200 mil seguidores. Lleva años denunciando las atrocidades de la fiesta del toro:

Hasta que un Lunes por la mañana, Gerardo Tecé usa su cuenta de Twitter para invitarte A LOS TOROS, a los San Fermines.

Podría uno pensar que es un caso aislado, el hecho de que Gerardo Tecé sea capaz de cambiar de opinión por menos de lo que cuesta llevar a su novia a cenar al McDonalds no implica que todas las estrellazas de Twitter concienciadas en contra de los toros hagan lo mismo ¿no?.

El caso de la cuenta de @Diostuitero es similar. Hace un poco más de una semana decía lo siguiente:

Una semana más tarde él mismo se une a retransmitirlo en su cuenta de Twitter invitándote a participar en un concurso para ir A LOS SAN FERMINES a ver los toros.

Lo mismo ocurre con la cuenta que lleva por nombre Norcoreano en Twitter. Hace unos meses le parecía todo muy mal hasta que alguien le dio dinero, y ahora él también se apunta a anunciar el San Fermin

El dinero que le paga una empresa a una cuenta de twitter de estas características por escribir un tuit de promoción varía según la empresa, los seguidores que tiene la cuenta, y otros factores. Por lo general se le paga «en especies» es decir: camisetas, latas de cervezas, bolsas de patatas fritas y a veces les dan dinero. Digo les dan dinero y no digo «les pagan» porque lo que les dan es una especie de limosna, como si se hiciesen cargo de la situación en la que se encuentran. Este tipo de cambios de opinión en Twitter, se pagan a precio de almuerzo en McDonalds.

Al precio que está el tuitero español, calculo que una persona cualquiera con voluntad de hacerlo y con alrededor de 700 euros podría hacerse con todas las estrellonas de Twitter durante tres meses. Si por tan poco dinero o a cambio de bolsas de patatas fritas traicionan en público lo que se supone que son sus convicciones, no tendrían problema alguno en decir, hacer o defender lo que tú quisieras por poco dinero.

He leído hace un rato una entrevista en un periódico a uno de esos tuiteros de ahí arriba en la que contaba que en su casa no sabían a lo que se dedicaba. Me ha hecho gracia, porque es como confirmar que él mismo no esta muy de acuerdo con lo que hace y que clandestinamente dice cosas en Twitter. Me lo imagino con el móvil debajo del mantel de la mesa, sin que su familia lo sepa, mientras almuerzan, insultando a Eduardo Inda o amenazando a Hermann Tertsch. Lo entiendo. Quiero decir que entiendo que se esconda, el tío está perdiendo el día en Twitter, no busca trabajo porque dice que con la crisis no encuentra y en los últimos meses sólo ha ganado los 20 euros esos de anunciar San Fermines y algunas camisetas de una marca de licores. Se las puso el Verano pasado y es lo mas parecido que ha tenido a un uniforme de trabajo en años, salía a la calle vestido como si fuese el camarero de un chiringuito. Pero este invierno las camisetas tuvieron que usarlas sus hijos debajo del jersey para reguardarse del frío y el se sintió orgulloso, Twitter daba sus frutos y al fin estaba proporcionando a su familia el acomodo que se merecen. Este hombre está desesperado haciéndole RT a todo lo que suene a que alguien de un partido de izquierda va a venir a solventarle el papelón que tiene en su casa y amenazando e insultando en las redes sociales a todo el que le diga lo contrario. La mujer está que trina con el tema «del tuiter» y si aún fuma es porque su suegra le deja dinero suelto sobre la mesa del salón, para que al menos baje un poco a la calle y ella pueda hablar con su hija de «a ver qué va a hacer».

En todos los debates políticos de la radio y la tele, llega un momento en la que el moderador hace la pregunta a alguien que se encarga de estos temas tan serios: «¿Y Twitter? ¿Qué dicen los tuiteros en este momento?» Y siempre me da risa cuando imagino que la voz de Twitter, la que buscan esos periodistas, es la de esta gente en paro que vende sus principios por veintipico euros y manejan detrás de ellos a un montón de perdedores más como ellos formando entre todos una masa amorfa de desgracia, miseria, la tensión que se crea en el hogar del parado, olor a fritanga de aceite de girasol y camisetas de licores.

¿Qué va a decir la voz de Twitter? pues que gana Podemos, Podemos o cualquiera que le prometa que en el último segundo lo va a salvar antes de que su mujer lo ponga en la puerta de la calle y de que sus hijos se den cuenta de que su padre era ese señor que decía cosas, con un pseudónimo y una foto graciosita, en twitter para convencerse a sí mismo de que la culpa de todo lo que pasaba en su casa era de otro.


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