Hace un año y medio que vivo en un hotel en Tokio y aunque en Japón no pasan por la calle estas cosas que pasan en Miami en el mes de Noviembre, no lo echo de menos.
Después de varios años en Estados Unidos consideraba que ya había visto todo lo que tenía que ver y que me apetecía vivir en otro sitio.
Vivir permanentemente en un gran hotel para el no iniciado puede parecer una locura, pero a la hora de la verdad no solo es carísimo, lo cual siempre es bueno, sino que es tremendamente práctico porque no necesitas contratar ningún tipo de servicio, no necesitas contratar niñera, ni servicio de limpieza, ni nadie que cocine; suele coincidir que los restaurantes de los mejores hoteles son tambien los mejores retaurantes.
No tienes ni que poner tu arbol de Navidad, cuando llega Navidad hay alguien que pone un par de árboles de Navidad por ti.
Es tener de manera instantánea un ejercito de gente a tu servicio sin tener que lidiar con los inconvenientes que tiene el servicio si lo contratas tu. Es como vivir en un palacio. Puedes subir y bañarte en la piscina cubierta de la última planta a las 4 am, cenar en cualquiera de los tres restaurantes o bajar a las 12 al bar y tomarte lo que quieras con música en directo de una banda de Jazz y en 5 minutos volver a estar en tu casa, en el mismo hotel, trabajando.
Hace poco leí en un periódico español un reportaje, pondría el enlace pero no recuerdo en que periódico fue, en el que contaban como había algunos españoles que vivían en Hoteles en Madrid (Hoteles venidos a menos), un diseñador alcohólico y sin familia, el CEO de una staurtup que no conoce nadie. En el artículo pretendían enfocarlo como algo bastante glamuroso, pero debido a que los hoteles de los que hablaban eran hoteles de mala muerte, el periodista que lo contaba parecía ser muy impresionable y los personajes bastante decadentes a mi personalmente me dio bajona todo el tema. Por eso se me ocurrio contar aquí como es vivir en un hotel y porque no tiene que ser algo que hacen personajes decadentes al borde del suicidio.
Yo llegué a Tokio con la idea de alquilar una casa pero las cosas en Japón, y sobre todo en Tokio, en cuestión de espacio son muy diferentes a como son en Occidente y a los pocos días de mirar casas en Tokio llegué a la conclusión de que era mucho más práctico hablar con el hotel, llegar a un acuerdo y quedarme las dos mejores habitaciones del hotel, que además son contiguas y comunicadas interiormente, y hacer de eso mi casa en Japón durante los siguientes 12 meses.
Esos primeros doce meses viví en el hotel Park Hyatt, es el mismo hotel en el que se rodó la película Lost in Translation, y más tarde, pasados esos 12 meses, decidimos que queriamos quedarnos mas tiempo en Tokio pero en otro hotel así que repetimos la operación en otro hotel en el que llevamos ahora 6 meses y del que no quiero dar el nombre ahora mismo porque la experiencia me ha enseñado que por muy lejos que creas estar siempre hay un loco dispuesto a hacer algo extraño.
Park Hyatt es probablemente uno de los mejores hoteles del mundo, pero está en una zona de Tokio que no me gusta demasiado.
Realmente la zona no es un problema porque el metro de Tokio es increíble, si no fuera porque a ciertas horas vas un poco apretado y porque no funciona 24h y para mi que vivo prácticamente de noche eso es un problema, así que durante el año pasado prácticamente mi único medio de transporte fue este coche que parece un coche de la Yakuza, y que pertenecía un señor que trabajaba como chófer particular.
Mi conclusión es que siempre que lo hagas a la edad adecuada, vivir en un hotel, es en realidad una de las mejores cosas en las que puedes gastar tu dinero solo superada por la de morir en un hotel. Ayer leí que Chiquito de la calzada ha muerto dejando 3 pisos cochambrosos en Málaga y un montón de dinero a su sobrina Loli y por el nombre de la sobrina y los bienes que dejó me pareció una forma bastante casposa de morir. Chiquito De La Calzada con ese dinero podría haber muerto en un gran hotel en Nueva York y utilizar ese dinero que ha dejado a la Loli para dejar una herencia de su nombre que estuviese a la altura de su genio, que tampoco era demasiado, no vayamos a exgerar ahora. La forma en la que muere uno es casi más importante que la forma en la que vive, porque al contrario de lo que dicen, la última impresión es la realmente importante, la que cuenta.
Hace unas semanas, tambien escribí un post en el que cuento como tener tu propio Greenshines y vivir en Hoteles al rededor del mundo.
Puedes leerlo aquí:
El secreto para tener tu propio Greenshines
https://greenshines.com/el-secreto-para-tener-tu-propio-greenshines/